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Michelle Carneiro

Michelle Carneiro  (Brasil)

EL DERECHO A LA PEREZA

 

Una locura conocida como “amor al trabajo” nos está llevando a la miseria existencial y económica. Esta locura no permite la ociosidad, condena la pereza e inhibe el florecimiento de cualquier sensibilidad en una sociedad de actuación, en la que los cuerpos deben ser productivos y útiles en cualquier circunstancia y momento.

 

  La lógica de la productividad capitalista abre de par en par una clase que sólo acumula, pero nunca es suficiente y una gran mayoría a la que se le hace creer que el trabajo dignifica al hombre. En 1880, Paul Lafargue cuestionó esta ideología del trabajo en el libro “El derecho a la pereza”, que era una ironía de la consigna del gobierno francés de la época, que reclamaba el “derecho al trabajo”, con jornadas laborales que excedían 12 horas al día. Después de la pandemia, este discurso se ha fortalecido aún más, y las jornadas agotadores siguen siendo una realidad de nuestro tiempo, sin embargo, ahora con los celulares e internet esta jornada se extiende a nuestro hogar, nuestra cama, nuestro descanso. Ya no es posible la separación de trabajo y ocio. La tecnología que podría darnos más libertad, impone la forma en que pasamos nuestro tiempo libre.

 

En el texto Agotados-y-corriendo-y-dopados, Eliane Brum afirma que “nos falta la contemplación, nos falta el vacío que impulsa la creación, nos faltan los silencios. Nos falta hasta el aburrimiento. Sin experiencia no hay conocimiento”

 

Seamos perezosos, es en la ociosidad y la pereza donde se permite la reflexión, y sólo así podremos construir una experiencia de vida más libre capaz de exhalar alteridad y construir encanto.

 

 

 

Cabaña y tapete hecho a mano

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